Creciendo en salud emocional.Identificamos emociones

Esta semana l@s alumn@s de cuatro años  de infantil A y B , han realizado un reloj de emociones. En él se identifican las emociones básicas : ALEGRÍA, TRISTEZA, MIEDO, RABIA Y CALMA. Gracias a la seño Sera por su aportación.




Esta actividad es muy interesante, ya que les permite reconocer como se sienten en cada momento . Todas las emociones caben. No hay una emoción mala. Lo importante es lo que yo hago con ella.  Además la flecha y la disposición en forma de reloj les hace ver de qué manera transitamos cada una de las emociones. No siempre estamos tristes, ni siempre contentos .

A propósito de este tema,  Jorge Bucay tiene un cuento que ilustra las dificultades que tenemos las personas adultas para habitar ciertas emociones. Se titula :

LA TRISTEZA Y LA FURIA
En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas…A veces es complicado diferenciar o mejor dicho, detectar la “verdadera” emoción.  Derrochamos rabia y furia, desprendemos puro enfado por aquello que nos incomoda, nos indigna o estamos en desacuerdo, pero… ¿Cuántas veces ese sentimiento alberga pura tristeza? o al contrario, ¿Cuántas veces exteriorizamos tristeza y, en realidad, detrás de aquellas lágrimas existe algo que nos enfurece pero aun así, somos incapaces de expresarlo?
Había una vez…
Un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente…
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.
Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas, las dos, entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre está la furia), urgida -sin saber por qué- se baño rápidamente y más rápidamente aún salió del agua…
Pero la furia es ciega, o por lo menos, no distingue claramente la realidad, así que desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró…
Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza…
Y así vestida de tristeza, la furia se fue.
Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre, a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.
En la orilla encontró que su ropa ya no estaba.
Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.
Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos, es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad… está escondida la tristeza.
Jorge Bucay.

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